¿Cómo funciona la conexión entre España y Madagascar?
Amparo es el enlace entre La Casa de los Niños y Acción BAOBAB. Casi a diario recibe los correos con las imágenes, noticias y otros temas relacionados con el proyecto, ella los lee y selecciona, para así mantener informados a los miembros de la sede en Cartagena. Estos mails son enviados por los trabajadores de La Casa. Es como un diario digital en el que se refleja todas y cada una de las actividades y progresos que se van logrando, así como las necesidades e inconvenientes que puedan surgir. También va a Madagascar para conocer de primera mano cómo van las cosas allí
En definitiva, es un trabajo en cadena.Como ya hemos mencionado en otros apartados, todos los trabajadores de la casa son de origen malgache y, en la actualidad, son siete familias las que ahí trabajan, dadas de alta en la Seguridad Social y con un sueldo fijo.
Esta pregunta me la planteé a los cincuenta y siete años. Creo que todos a esta edad es normal que nos la hagamos. ¡Todavía soy joven! ¿Por qué no hacer realidad un sueño? Ese sueño era poder viajar a otro país y aprender de su cultura y de la vida de su gente y, al mismo tiempo, en agradecimiento, aportar los conocimientos adquiridos de mi país natal, España.
¿Por qué elegí Madagascar? Todavía no lo sé. Lo que sí sé, es que el sueño se hizo realidad. En los años que viví entre los malgaches, aprendí a vivir en el momento presente y que sus deseos son distintos a los nuestros. Ellos no sufren por no poder tener un coche más potente o una casa en la playa. Ellos sienten dolor por no poder darle de comer a sus hijos, por no poder llevarlos a un hospital si están enfermos o por no poder mandarlos a un colegio. Pero aún así, sonríen y se enfrentan al día a día sin poder permitirse sufrir una depresión.
Fue difícil la adaptación a este cambio, Me costaba trabajo entender que todo fuera tan diferente. Caminar por la calle y ver tanto niño en la espalda de otro niño pidiendo una galleta. Sentía impotencia al no saber qué hacer para ayudarles. Un día me llevaron a conocer un barrio de la ciudad donde vivía, la capital de Madagascar, Antananarivo. En este barrio, Ilanivato, pude ver cómo viven y dónde duermen. ¿Podéis imaginar cómo son sus casas? Un habitáculo de ocho metros cuadrados, donde duermen diez personas, guardan las pocas cosas que tienen y cocinan el poco arroz que comerán ese día. Lógicamente pasan el día en la calle Tendríais que ver a los niños correr a mi alrededor para que les hiciera una foto y reír después, cuando les enseñaba su cara en la cámara. Estos niños sólo comen un poco de arroz una vez al día.
¿Podrías ayudarles? – me dijo la persona que me llevó a conocerlos. Cómo responder que no.
Esa misma tarde llamé por teléfono a Julián Cadenas, fundador y presidente de FAMI. Le planteé hacer un centro donde poder cuidar de esos niños. Y así es como nació nuestro proyecto La Casa de los Niños. Una vez que el proyecto ya estaba en marcha nos planteamos: ¿cómo subvencionarlo? Hacía falta dinero, no me preocupó. Sabía que podía contar con la solidaridad de todas aquellas personas que también tienen sueños como yo, y que tampoco se quedan impasibles ante la pobreza. Entre familia y amigos de Cartagena, formamos una asociación, Acción BAOBAB, que es la que se encarga de recaudar los fondos necesarios para cubrir los gastos. Inauguramos la casa el día 29 de mayo de 2010.
Por los momentos tan dramáticos que está pasando nuestro país, sé que algunos pensarán que «también hay pobreza en España» y me parece que tienen razón. Ahora mismo hay muchas personas que necesitan de la solidaridad de todos, pero… ¿de verdad los que piensan así, están ayudando a los que lo necesitan en nuestro país? o ¿es una excusa? Entiendo que es muy difícil comprender, si no se ve, lo que es la verdadera pobreza. Pero yo diría que la pobreza es la carencia de todo, no solo el tener que prescindir de aquello a lo que nos habíamos acostumbrado tener.
Si cada uno de nosotros aportáramos algo de lo superfluo, donde fuera que lo necesitaran, el mundo sería mejor porque querría decir que hemos tomado conciencia y comenzamos a ser una humanidad consciente.
Por los momentos tan dramáticos que está pasando nuestro país, sé que algunos pensarán que «también hay pobreza en España» y me parece que tienen razón. Ahora mismo hay muchas personas que necesitan de la solidaridad de todos, pero… ¿de verdad los que piensan así, están ayudando a los que lo necesitan en nuestro país? o ¿es una excusa? Entiendo que es muy difícil comprender, si no se ve, lo que es la verdadera pobreza. Pero yo diría que la pobreza es la carencia de todo, no solo el tener que prescindir de aquello a lo que nos habíamos acostumbrado tener.
Acción Baobab además, pretende concienciar a las nuevas generaciones de la ciudad de Cartagena, respecto a la realidad en la que viven y a la pobreza existente en su ciudad y en otras partes del mundo. En este caso concreto, en Madagascar.
Pero no con ánimo de hacerlos sentirse culpables, sino con la clara intención de mostrarles la posibilidad de una mejor sociedad, responsable, empezando por uno mismo.
También promovemos el trabajo en equipo, la tolerancia y, ante todo, valorarse a sí mismos como individuos, para así ser capaces de respetar al prójimo, y hacer del «TODOS SOMOS IGUALES» no solo una frase, sino una realidad. La realidad de todos, empezando por uno mismo.
En definitiva, queremos transmitirles esta idea: si cada uno se esfuerza y, por consiguiente, varias personas se esfuerzan, el cambio se hará visible. Será real.
Acción Baobab nace de un viaje realizado por Amparo Álvarez Jiménez a la capital de Madagascar, Antananarivo. Allí pudo conocer la pobreza. Consciente de las limitaciones que supone el poder ayudar a todo un país para salir de ella, siendo fiel a su filosofía de vida: «ayuda en lo que puedas dentro de tu entorno», se centró en los habitantes del barrio marginal Ilanivato, por la desesperante situación en la que se encuentran los niños de esta zona. Así es como decidió crear una casa: «La Casa De Los Niños«.
Necesitaba una cobertura legal en Madagascar para comenzar el proyecto. Para ello pidió ayuda a Julián Cadenas, fundador y presidente de FAMI, para crear un centro donde poder cuidar de esos niños. Pero era necesario otro factor muy importante: la financiación. Así fue como nació Acción Baobab en Cartagena. «Aunque el dinero es necesario para materializar el proyecto, sabía que podía contar con la solidaridad de todas aquellas personas que también tienen sueños como yo, y que tampoco se quedan impasibles ante la pobreza. Entre familia y amigos de Cartagena formamos una asociación, ACCIÓN BAOBAB, que es la que se encarga de recaudar los fondos necesarios para cubrir los gastos de LA CASA DE LOS NIÑOS.»
De este modo, casi sin darse cuenta, estaba emprendiendo toda una obra social que, hoy en día, ofrece mucho más que la cobertura de unas necesidades básicas. Ofrece un hogar, con la calidez a la que esta palabra va asociada. Con la melodía de las risas de los niños que ahora juegan. Con el repiqueteo de la tiza sobre la pizarra, con la que ahora aprenden. Con la energía que les aporta una alimentación más sana. Y con la única verdad que cualquier niño, en cualquier parte del mundo, debería ser capaz de vivir: la realidad de ser niño. El 29 de mayo de 2010 inauguramos la casa y, hoy en día, acogemos a 114 niños.
La Casa De Los Niños está en la forma de actuar de todos y cada uno de los implicados en este proyecto.
La Casa en sí, es un punto de referencia para los niños y un lugar de pleno desarrollo; es donde aprenden, juegan, reciben medicación y alimentación. En definitiva, ahí son niños.
Se trata de alejarlos de las calles donde no tienen infancia, donde deben trabajar o mendigar, donde sufren todo tipo de carencias y, donde en muchos casos, son abandonados.
Es un proyecto de ladrillos y cemento, de cuadernos y de tiza. Es más que una buena idea. Es más que una ilusión. Es un hogar donde se acoge a los niños de uno de los barrios más deprimidos de la capital de Madagascar: Ilanivato.
Acción Baobab alimenta sus raíces con una doble vertiente: Acción, porque implica actividad por parte de todos aquellos que participamos en este proyecto, estemos donde estemos; en Cartagena o en Madagascar. Y Baobab, por la fuerza que, como el tronco de este árbol, sostiene esta casa, que pretende ser la de todos, asentando con fuerza las vidas de estas familias que tanto lo merecen, y crecer, floreciendo embellecido con sus hojas y flores, por la sonrisa que irradia cada niño acogido. Las ramas del baobab ofrecen protección y descanso, como se pretende en esta casa. Y así es.
En nuestra página web podréis ir descubriendo cómo trabajamos, qué es lo que queremos conseguir y, hasta dónde han sido capaces de llegar las raíces de nuestra actividad.